SÍMBOLOS
DE ANTIOQUIA - SIMBOLOS
DE MEDELLIN
BANDERA
La Universidad de Antioquia, desde su fundación tenía
entre
sus emblemas una bandera verde y blanca. En 1.962, por
ordenanza del gobierno departamental se oficializó el uso de
una bandera que debía tener dos franjas iguales, la superior
blanca y la inferior verde, es decir, la misma de la Universidad
de Antioquia. El color blanco simboliza la integridad, firmeza,
lealtad, dignidad, honradez y rectitud. El verde, por su parte representa
la esperanza, la abundancia, la libertad, la fe, la
amistad, el servicio y el respeto. El verde es el color
predominante en las montañas antioqueñas.
ESCUDO
Una matrona vestida y adornada a la indiana, sentada al pie
de un cerro de oro entre el plátano y la palmera, con un río
caudaloso a sus pies, adornando su cabeza con el gorro de la
revolución francesa.
Los gobernantes
querían dejar constancia, no sólo de la
autonomía del nuevo estado, sino que simbolizaron con el
cerro de oro la riqueza y la virtud; con la palmera, los triunfos
y las victorias; con el plátano, la abundancia; con el gorro,
la
libertad y con la matrona, la raza antioqueña.
HIMNO ANTIOQUEÑO
MP3
HIMNO ANTIOQUEÑO
El autor de la
letra del Himno Antioqueño fué Epifanio Mejía,
nacido en Yarumal, quién escribió un poema titulado "El
Canto del Antioqueño", obra publicada en 1868. Sólo
a finales del siglo XIX se abrió un concurso para que este poema
fuera musicalizado, con el fin de convertirlo en himno propio de la
región.
Este fue ganado por el Maestro caucano Gonzalo Vidal y por la Ordenanza
de 1962, fue adoptado oficialmente como el Himno de Antioquia,
CORO
Oh libertad que perfumas
las montañas
de mi tierra
deja que aspiren
mis hijos
tus olorosas esencias
I
Amo el sol porque
anda libre,
sobre la azulada
esfera,
al huracán
porque silba
con libertad en
las selvas.
II
El hacha que mis
mayores
me dejaron por
herencia,
la quiero porque
a sus golpes
libres acentos
resuenan.
III
Forjen déspotas
tiranos
largas y duras
cadenas
para el esclavo
que humilde
sus pies de rodillas
besa.
IV
Yo que nací
altivo y libre
sobre una sierra
antioqueña,
llevo el hierro
entre las manos
porque en el cuello
me pesa.
V
Nací sobre
una montaña,
mi dulce madre
me cuenta
que el sol alumbró
mi cuna
sobre una pelada
sierra.
VI
Nací libre
como el viento
de las selvas antioqueñas,
como el Cóndor
de los Andes
que de monte en
monte vuela.
VII
Pichón de
águila que nace
sobre el pico de
una peña,
siempre le gusta
las cumbres
donde los vientos
refrescan.
VIII
Cuando desciendo
hasta el valle
y oigo tocar la
corneta,
subo a las altas
montañas
a dar el grito
de alerta.
IX
Muchachos, les
dijo a todos
los vecinos de
las selvas,
la corneta esta
sonando...
¡tiranos
hay en la sierra!
X
Mis compañeros
alegres,
el hacha en el
monte dejan
para empuñar
en sus manos
la lanza que el
sol platea.
XI
Con el morral a
la espalda
cruzamos llanos
y cuestas,
y atravesamos montañas
y anchos ríos
y altas sierras.
XII
Y cuando el fin
divisamos,
allá en
la llanura intensa,
las toldas del
enemigo
que entre humo
y gente blanquean.
XIII
Volamos como huracanes
regados sobre la
tierra,
¡ay del que
espere empuje de
nuestras lanzas
revueltas!
XIV
Perdonamos al rendido
porque también
hay nobleza
y en los bravos
corazones
que nutren las
viejas selvas.
XV
Cuando volvemos
triunfantes
las niñas
de las aldeas
rinden coronas
de flores
a nuestras frentes
serenas.
XVI
A la luz de alegre
tarde
pálida,
bronceada, subo a las
de la montaña
en la cima
nuestras cabañas
blanquean.
XVII
Bajamos cantando
al valle
porque el corazón
se alegra;
porque siempre
arranca gritos
la vista de nuestra
tierra.
XVIII
En la oración;
las campanas
con golpe pausado
suenan;
con el morral a
la espalda
vamos subiendo
la cuesta.
XIX
Las brisas de las
colinas
bajan cargadas
de esencia,
la luna brilla
redonda
y el camino amarillea.
XX
Ladran alegres
los perros
detrás de
las arboledas
el corazón
oprimido
de gozo palpita
y tiembla.
XXI
Caminamos...Caminamos...
y blanquean...
y blnquean...
y se abren con
ruido
de las cabañas
las puertas.
XXII
Lágrimas,
gritos, suspiros,
besos y sonrisas
tiernas,
entre apretados
abrazos
y entre emociones
revientan.
XXIII
¡Oh libertad
que perfumas
las montañas
de mi tierra,
deja que aspiren
mis hijos
tus olorosas esencias!
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