5/03/2019

MARAÑAS

Expresión, pero con frases y sentencias interesantes. Su detalle más sobresaliente era la gaguera . . . . Gozaba de una popularidad sin igual y usaba ropas de personas de más estatura y volumen. Simpatizaba con el sombrero de fieltro flojo, el que se calaba hosta las orejas; el "coco" (hongo) no le agradaba porque, según él, no le ludo.


Sus grandes amigos eran un voluminoso carriel en el cual guardaba muchas baratijas y amuletos; una mochila con unos cuantos pares de herraduras gastadas para vender como hierro viejo y otras cuantas puchas de "corozos", de lo cual se servía para calcular cantidades. Era tal su habilidad en el cálculo, que bastaba introducir la mano en la mochila, sacaba un puñado de aquellos, y rápidamente decía la cantidad. Por ejemplo : "Aquí - decía - hay cinco casas y tres granos, y. . .. ni las cuente". (la casa era de cuatro corozos). Al rectificar, resultaba exacto. Esto lo hacía muchas veces consecutivas, sin equivocarse nunca.
Era también fuerte en adivinar las horas. Volvía la cara al sol y decía : "Las diez menos tres minutos", y sacaba el reloj. Siempre daba con la hora exacta, aun en los días opacos. Tenía Marañas frases muy gráficas y oportunas, de acuerdo con la época y con los personajes de quienes se tratara; frases que pronunciaba con picardía y en su lenguaje de tartamudez. En la guerra de los Mil Días (1899-1902) para expresar la carestía de la vida decía: "Este General Rafael Uribe Uribe puso el mordizco de panela a rial". Y esto: "En esta guerra no se consigue una cincana (moneda de plata que equivalía a cincuenta centavos ), ni falsa" . Y cuando se terminó la guerra, decía: "No es gracia la pérdida de Uribe Uribe con este general Laureano tan grande ". (Se refería al general Laureano García, persona muy voluminosa de carnes y de una gran estatura). Cuando se inauguró la luz eléctrica en la ciudad, en las noches de luna, decía: "Te j ... . luna . . . Ahora, a alumbrar a los pueblos". .
Cuando oía comentarios sobre la manera vulgar como se embriagaban los hombres, decía: ."Pa conseguir una perrita asiada y decente hay que acudir a los monos del Club Unión". Cuando le era muy difícil conseguir un sombrero decía, mirando a quien podía regalárselo: "Hoy no se consigue un TIROLE, ni po muestra; hay que conformarse uno con un coco de Pablito Lalinde". Y, "¡Ah calzones!" - exclamaba cuando quería algo de don Carlos Peláez. Como las herraduras eran lo obsesión de Marañas, anotaba muy despechado: "Con este invento del ferrocarril hay que perseguir a una recua de mulas hasta Enviao, pa encontrar un par de herraduras". Para demostrar la cicatería de alguien decía: "Es tan hambriento, que cuando la mula vota la herradura se apia a cogerla. Refiriéndose al Rvdo. P. Hno, de la Iglesia de lo Vera-Cruz, decía: es tan bueno que casa negros al fiao (a crédito). El juego de Bolsa que se efectuaba antes, en tiempos yo lejanos, en el atrio de la iglesia de la Candelaria, era llamado por Marañas "La Cachimona" de don Eusebio Vélez; y decía: "Estos paisas juegan barras de oro a la cara y sello".
Por el sonido de las herraduras ya flojas en el casco de los animales de cargo, calculaba cuantas cuadras demorarían en desprenderse; y se le oía murmurar: "Esta está tan floja que se cae de aquí a la plaza de mercado". - "Esta no la sigo porque dura hasta el Guayabal". - "Esta, menos, porque irá a caer llegando al Puente de Doña María""
Cosas Viejas de Villa de La Candelaria.
Lisandro Ochoa.
Roberto Perez en Historia fotográfica de Medellín (HFM)
MARAÑAS. - Oriundo de Envigado, con algo de guasón, de filósofo y marrullero, y con una fisonomía sin expresión, pero con frases y sentencias interesantes. Su detalle más sobresaliente era la gaguera . . . . Gozaba de una popularidad sin igual y usaba ropas de personas de más estatura y volumen. Simpatizaba con el sombrero de fieltro flojo, el que se calaba hosta las orejas; el "coco" (hongo) no le agradaba porque, según él, no le ludo. Sus grandes amigos eran un voluminoso carriel en el cual guardaba muchas baratijas y amuletos; una mochila con unos cuantos pares de herraduras gastadas para vender como hierro viejo y otras cuantas puchas de "corozos", de lo cual se servía para calcular cantidades. Era tal su habilidad en el cálculo, que bastaba introducir la mano en la mochila, sacaba un puñado de aquellos, y rápidamente decía la cantidad. Por ejemplo : "Aquí - decía - hay cinco casas y tres granos, y. . .. ni las cuente". (la casa era de cuatro corozos). Al rectificar, resultaba exacto. Esto lo hacía muchas veces consecutivas, sin equivocarse nunca.
Era también fuerte en adivinar las horas. Volvía la cara al sol y decía : "Las diez menos tres minutos", y sacaba el reloj. Siempre daba con la hora exacta, aun en los días opacos. Tenía Marañas frases muy gráficas y oportunas, de acuerdo con la época y con los personajes de quienes se tratara; frases que pronunciaba con picardía y en su lenguaje de tartamudez. En la guerra de los Mil Días (1899-1902) para expresar la carestía de la vida decía: "Este General Rafael Uribe Uribe puso el mordizco de panela a rial". Y esto: "En esta guerra no se consigue una cincana (moneda de plata que equivalía a cincuenta centavos ), ni falsa" . Y cuando se terminó la guerra, decía: "No es gracia la pérdida de Uribe Uribe con este general Laureano tan grande ". (Se refería al general Laureano García, persona muy voluminosa de carnes y de una gran estatura). Cuando se inauguró la luz eléctrica en la ciudad, en las noches de luna, decía: "Te j ... . luna . . . Ahora, a alumbrar a los pueblos". .
Cuando oía comentarios sobre la manera vulgar como se embriagaban los hombres, decía: ."Pa conseguir una perrita asiada y decente hay que acudir a los monos del Club Unión". Cuando le era muy difícil conseguir un sombrero decía, mirando a quien podía regalárselo: "Hoy no se consigue un TIROLE, ni po muestra; hay que conformarse uno con un coco de Pablito Lalinde". Y, "¡Ah calzones!" - exclamaba cuando quería algo de don Carlos Peláez. Como las herraduras eran lo obsesión de Marañas, anotaba muy despechado: "Con este invento del ferrocarril hay que perseguir a una recua de mulas hasta Enviao, pa encontrar un par de herraduras". Para demostrar la cicatería de alguien decía: "Es tan hambriento, que cuando la mula vota la herradura se apia a cogerla. Refiriéndose al Rvdo. P. Hno, de la Iglesia de lo Vera-Cruz, decía: es tan bueno que casa negros al fiao (a crédito). El juego de Bolsa que se efectuaba antes, en tiempos yo lejanos, en el atrio de la iglesia de la Candelaria, era llamado por Marañas "La Cachimona" de don Eusebio Vélez; y decía: "Estos paisas juegan barras de oro a la cara y sello".
Por el sonido de las herraduras ya flojas en el casco de los animales de cargo, calculaba cuantas cuadras demorarían en desprenderse; y se le oía murmurar: "Esta está tan floja que se cae de aquí a la plaza de mercado". - "Esta no la sigo porque dura hasta el Guayabal". - "Esta, menos, porque irá a caer llegando al Puente de Doña María""
Cosas Viejas de Villa de La Candelaria.
Lisandro Ochoa.

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